Científicos de la Universidad de Illinois han logrado un avance significativo en la resistencia de las patatas a las olas de calor, aumentando la masa de los tubérculos en un 30% incluso en condiciones extremas. Este avance se alcanzó mediante la ingeniería genética, específicamente al introducir una derivación fotorrespiratoria que mejora la eficiencia del crecimiento de las plantas. El estudio, realizado por el Instituto Carl R. Woese de Biología Genómica, demuestra cómo la manipulación genética puede ayudar a que los cultivos se adapten mejor a los efectos del cambio climático, lo cual es clave para la seguridad alimentaria global.
El equipo de investigación, dirigido por Katherine Meacham-Hensold, se centró en la fotorrespiración, un proceso que reduce el rendimiento de los cultivos en condiciones de calor al generar un subproducto tóxico. Mediante esta modificación, se evita que las plantas pierdan energía en una reacción ineficiente y se maximiza el crecimiento. "Necesitamos cultivos que puedan soportar olas de calor más intensas para asegurar el suministro de alimentos en las regiones más vulnerables al calentamiento global", destacó Meacham-Hensold. Este avance podría ser clave para enfrentar los retos del cambio climático en la agricultura. .
