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La alimentación: el primer “placemaker” de la historia.

¿Alguna vez te has preguntado si el espacio en el que te encuentras puede influir en la percepción de lo que comes? ¿Sabes si las condiciones atmosféricas cambian o afectan la forma como sientes los alimentos? Con estas preguntas, desde el equipo de KM ZERO desarrollamos la propuesta de taller “Edible Placemaking” para participar en la “Placemaking Europe Week” el mayor festival europeo sobre el futuro de las ciudades y la transformación del espacio público, que ha reunido a más de 400 profesionales de todo el mundo en La Marina de València en junio de 2019.

¿Y qué tiene que ver la alimentación con el placemaking? Siempre que comemos, ya sea en una “cena a oscuras” o en un restaurante con estrellas Michelin, el ambiente o el contexto, es decir lo que vemos, lo que oímos, lo que olemos, incluso el tacto de la silla en la que nos sentamos o el tamaño y forma de la mesa influyen en nuestra percepción, aunque sea de manera sutil. El contexto influye en todo: desde lo que pedimos en primer lugar hasta lo que pensamos del sabor de la comida cuándo llega, o la velocidad a la que comemos. Por eso, cada vez más los chefs tratan de casar el ambiente con la comida que ofrecen, por ejemplo, abriendo sus restaurantes en parajes naturales como caseríos en mitad de la naturaleza… ¿Crees que sus platos te sabrían igual si te los sirvieran como menú en el avión? ¿Y si los comes al aire libre o en un lugar cerrado?

Comer es una experiencia multisensorial. No sólo percibimos los alimentos con el gusto, sino también por los olores, las vistas, los sonidos y otras percepciones y sensaciones. Los lugares donde comemos juegan un papel vital en cómo y qué comemos y saboreamos. Así como las diferentes culturas tienen diferentes normas con respecto a lo que se puede o no se puede comer, también hay normas sociales que nos dicen dónde debemos comer y dónde no.

El taller de “Edible Placemaking” invitaba a experimentar el impacto que los lugares tienen en nuestras experiencias de degustación, y cómo la creación de lugares puede ser impulsada a través de las necesidades y gustos alimentarios.



En el taller, combinamos procesos de aprendizaje y reflexión gastrofísica con el testeo de productos y experiencias. Degustamos un conjunto de ingredientes y productos y discutimos cómo los diferentes elementos físicos, sociales y mentales dan forma a nuestra percepción de los alimentos. Involucramos a todos los asistentes para obtener información específica sobre sus hábitos de alimentación con relación al espacio y la creación de lugares pensando en la alimentación.



Durante una hora y media con un grupo de 30 personas de distintos países como Tailandia, Australia, Malasia y Estados Unidos, hicimos un recorrido sensorial por la Marina de Valencia probando alimentos en diferentes contextos, liderados por la antropóloga Verónica Reyero. Comenzamos en el Tinglado 2 y desde ahí dimos un pequeño paseo hacia la orilla del mar, con una parada en la zona verde detrás del Edificio Veles e Vents. Luego nos dirigimos al principio de la Playa de la Malvarrosa. El punto final de encuentro con los participantes del taller fue en la foodtruck de The Meal Revolution, laboratorio itinerante de co-creación gastronómica de KM ZERO. Allí degustamos barritas proteicas elaboradas con harina de grillo de INSECTFIT y una horchata artesana.



El taller tuvo una gran acogida y recibimos feedback positivo como este de The Means, grupo de especialistas de desarrollo urbano y placemaking con sede en Londres.




El espacio y los lugares influyen en todo lo que hacemos, mucho más de lo que creemos. Por eso como hub, queremos seguir generando reflexiones y aportando a la ciudad desde nuestro sector: la alimentación.


Si te interesan este tipo de acciones y crees que podría encajar con alguna propuesta que tengas en mente, contacta con nosotros escribiéndonos a contact@kmzerohub.com









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